viernes, 30 de diciembre de 2016

Mujer Acontecida.

Tres no son multitud.


(Llegando una hora tarde al trabajo.)

- ¿Qué te pasó hoy?
- Uff...
- ¿A ti siempre te pasa algo?
- Si te contara...

(14 horas antes.)

Mi follamigo de la isla, más conocido como HippieTela, harto de la escasez del sur y después de decirme que me extrañaba (ego en la nubes), me dijo que estaba en la capital y que quería verme, pero sólo podía una lunes en la noche. Me ofreció como en los viejos tiempos: droga, alcohol y alojo, esta vez en la casa de su amigo que vive solo.

Después de una hora pensando qué irresponsable sería desvandarme un día de semana e ir a trabajar al otro día y además de eso, quedarme a alojar en otra casa (cosa que detesto con la vida), dejé de darme color: agarré mi cepillo, desodorante, calzones limpios, condones y la última flor que me quedaba para fumar.

Cuando salí estaba lloviendo y no entendía bien dónde tenía que llegar, por lo que saqué mi celular en la micro para rezarle a googlemaps, pero a penas ingresé la dirección se me apagó. A pesar de mi resistencia a quedarme en la micro porque un chico rudo iba al lado mío, me bajé y medité. Mientras meditaba bajo la lluvia, ante mí apareció una luz divina, o de neón, que decía muy noventeramente "cyber". Cual feligrés me acerqué a él y mientras cargaba mi celular anoté en todas partes la dirección, las indicaciones de cómo llegar, el número de mi amigo y las micros que me servían.


Logré llegar a dónde se suponía debía, pero cuando iba a adentrarme a un pasaje nuevo para mí, un pastero chino -, tal como lo leen-, un pastero sin dientes que me pedía angustiadamente 'un cigalo polfavol', me espantó y me tomé un taxi que me cobró luca para llegar, al menos entera a mi destino.

A penas llegué HippieTela me abrazó, me dio una cerveza y me pasó una pipa para fumar. (Oh, cuánto lo extrañaba.) Antes de aceptarle todo, le tuve que pedir que me prestara el baño porque está lo urgente antes que lo importante. Justo estaba saliendo el baño un hombre alto, crespo, blanco, cuello largo y olorocito a jabón que me dejó embobada sentada en el water enviándole un mensaje a #V diciéndole lo terrible que era jotearme al amigo Hermoso de HippieTela.


La noche siguió normal: latas llenas venían, latas vacías iban; pipas llenas venían, pipas vacías iban; cigarros venían, colillas iban. Cuando estaba arriba de la pelota, a una quemá de estar arriba de la mesa, me las di de DJ y les pedí que me bailaran.

HippieTela me decía que Hermoso estaba recién soltero y ellos no dejaban de coquetearse, así que afilé mis colmillos y rozaba mis manos cual mantis religiosa.



Entre bachata, rock and roll y otros ritmos que provocaron roces, terminé arriba de Hermoso en el sillón después de bajarle el cierre, con HippieTela sacándome las calzas al mismo tiempo. Hermoso me preguntó si había hecho un trío antes y con ojitos de inocencia le dije que no cuando por mi mente pasaba el gangband y se me hacía agua la entrepierna de deseo.

Como la responsabilidad va primero, mientras Hermoso me terminaba de sacar la ropa HippieTela se ponía condón y mientras lo besaba, Hermoso hacía lo mismo.



Como toda primera experiencia, me moví por instinto y me turnaba de posición en un sillón que se hizo poco. Hippie abajo a lo largo, yo apoyada en el brazo y Hermoso de pie detrás de mí. De tanto en tanto me preguntaban si estaba bien o si necesitaba algo (amor eterno para ellos). Hippie desaparecía y seguía con Hermoso, que me lo metía tan fuerte como fuera posible y aún así sentía que no entraba todo. Mi exfollamigo llegaba y me decía que por favor disfrutara de su amigo mientras él se masturbaba incesante con sus ojos clavos en nuestros movimientos. A lo que paraba Hermoso y se incorporaba Hippie a la escena, que me conocía demasiado bien y sabía cómo y dónde. Hermoso además aprovechaba de mirar desde el pasillo atento cómo me metían los dedos en el ano abriéndome con la mano libres las nalgas y embistiéndome una y otra vez.



Pasamos a la pieza y se incrementaron las posibilidades (posiciones). Lamentablemente con hombres tan altos, mi metro veinte me hacía pedirles que por favor se acercaran más a mi. Sentía cómo todos mis agujeros estaban ocupados y que, a pesar de que no podía ver, sentía nalgadas de diferentes manos que me azotaban, a lo que me mi cuerpo respondía agudizando los gemidos. Hippie juraba con mis pezones y Hermoso me clavaba su pene más allá de lo que en realidad se podía.

En el momento de desesperación me empezaron a tomar del pelo, de jalar de las piernas, a presionar la cintura, morder el cuello, embestir fuerte, cada vez más rápido, mientras agitaba mi trasero arriba de uno y mi boca sobre otro.

Cuando no daba más de placer, se hicieron unos gestos y con la venia del otro, sentí presión por ambas partes y se llenó mi boca con ese líquido cálido rebosando por las comisuras de mis labios e inmediatamente después una última embestida, un último gemido y el palpitar de su pene retumbando dentro de mí.



Dormí media hora. Me lavé los dientes, mis partes púdicas, me puse los calzones de repuesto que tenía en la mochila y salí con una sonrisa por dolores que aliviaron la falta de sueño y hasta el ataque molesto de la lluvia.

(Después de una micro equivocada, otra micro de vuelta y una hora tarde, con un café en la mano y con las piernas a penas, entro al trabajo.)

¿Qué te pasó hoy?
Uff...
¿A ti siempre te pasa algo?
Si te contara...



(Un besito para todos/as quienes han hecho posible esto. Culiones, lectores/as, chicos tinder y varios.)

Un placer, M.