viernes, 29 de septiembre de 2017

Caña Moral.


 Manual III


Si bien soy una mujer que de casicasi nada se arrepiente, hay momentos en los que despierto con un dolor de cabeza que se desliza al pecho y pareciera ser algo que los mortales llaman culpa.




Quizá gracias a mis pocos inviernos tengo el super-poder de la no-caña (y ahora que estoy más escabeche me empieza a pesar), pero aún así me ha pasado en más de una mañana: despertar, abrir los ojos, sacarme las lagañas y antes de si quiera salir de la cama, empezar a recordar a punta de dolores, olores, marcas varias en el cuerpo, lo que pasó la noche anterior. Y cuando ya empiezas a unir cabos, te das cuenta que un peso enorme en tus hombros te molesta. No es sólo que quieras salir corriendo con tus calzones en la mano de una noche de mal sexo, es que te arrepientes de haber estado ahí. No es sólo que te preguntes dónde dejaste tu otro zapato y de cómo llegó ahí, es que realmente no sabrás nunca el cómo ni el por qué. No es sólo que lo primero que hagas al despertar sea oler el copete de turno que dejaste sin terminar al lado de la cama, es que quieras llamar a AA por millonésima vez. Es todo eso y más. Es querer devolverte a ese punto antes de lo ocurrido y buscar incansablemente tu dignidad, si es que no la perdiste antes de eso.


     


Está bien, pensarán que de dignidad me queda poco, pero queda y para restaurarla unos pequeños (y humildes) tips:
  • Como toda resaca, evita la luz del día. No ayudará sólo a tus ojos (forzar la vista con la exposición a la luz agudiza la jaqueca), también te ayudará a no ver a nadie con esos ojos que, sólo tú crees, te juzgan
  • Procura levantarte tarde y pégate una ducha. Ojalá una tina, y como tip de la sensei Martina Cañas Morales, échale una gotita de cloro para desinfectar y jabónate con ahínco para limpiarte de olores, marcas y recuerdos indeseados. 
  • Toma mucho líquido. El agua -bendita o no- ayuda a purificar el alma y botar todas las toxinas que consumiste con gusto la jornada anterior.
  • Hazte un desayuno/almuerzo/once lo más contundente que puedas y ojalá bien picao a Master Chef, porque la comida siempre eleva el alma y la moral. 

Después de haber hecho todo eso (antes no), estás preparada para la reconstrucción de escenas. Y para eso, recién ahora activarás internet en tu celular, revisarás conversaciones y llamadas de la noche anterior, promesas que querías hacer pero no, malos entendidos, declaraciones innecesarias, etc y lo podrás solucionar con más calma.


Ahora, vaya y haga lo que se le plante en gana. Sea responsable, cuídese y después de prometerse ilusamente que no lo harás de nuevo, al menos tendrás las consecuencias claras y sabrás cómo calmar esa temida caña moral,  ¡SALUD!



Un placer, M

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