Dicen
que para hacer bien el amor hay que venir al sur, y a mí no me basta con vivir
en el país más austral, así que agarré mis maletas y me fui al sur.
La
verdad no fue buscando al amante de mi vida, fue más bien un proceso de retiro
espiritual/rehabilitación/viejarecíbemeenlacasa. Iba por unas semanas, pero mis
planes nunca salen como espero, así que terminé amarrándome a la cama (#1313),
dándome electroshocks y haciéndome bolita para aprovechar el aislamiento y
dejar todos mis vicios.
Alcohol.
Cuando
me empezó a decir que se había enamorado de mí, como siempre hago, agarré mis
cosas y me fui de ahí lo más veloz posible. Llegué más doblá que saco de
mochilero a la casa a buscar el número de AA.
Agarré
mi celular, borré las 500 selfies fallidas, plantas v/s zombies e instalé
TINDER. Subí las pocas fotos sexysensuales que tenía, aumenté mi rango de kilómetros
para que llegara hasta al menos a África y manos a la obra.
A los
días estaba en la costanera con HippieTela. Mientras él me decía cosas
seductoras como “¿Tienes papel? ¿Con filtro? Préndelo.” Yo trataba de hacer
sinapsis y coquetearle, pero mis neuronas corrían a 2 km/h y no pude hacer
mucho.
Al
siguiente encuentro me invitó a beber y a fumar. Ahí se me soltaron las trenzas
y ya estaba encaramada en su cama, con mi mejor pose matadora, pero me mandó a
acostar y no entendí nada. En la mañana me va a buscar a la cama y me lleva a
la de él. Estábamos métale zundada, hasta que sentimos un ruido. Yo pasé de
estar en cuatro con el pantalón quizá dónde a estar en el baño terminando de arreglarme
lo que quedaba de dignidad.
La
tercera era la vencida. Esta vez en mi casa, volamos a mi mamá y nos fuimos a “ver
una película”. Le advertí a mi vieja que no le dijera yernito, que sólo iba a
culiar. Ella aceptó mientras le llevara droga y yo dentro de mí, pensaba lo
mismo.
HippieTela
me dio en todo el gusto. Me daba vino si quería vino, cerveza si quería
cerveza, en cuatro si quería en cuatro y marihuana por montones. Y lo más importante y regla número uno, no se enganchó.
En esa misma
época apareció Equis. Misma aplicación, mucho menos tela y eso, estuvo a punto
de enamorarme. Se daba colorsh y me encantaba. Me revolvió algo de la guata y
el corazón, pero no dejé que pasara a mayores, porque además, me removía el
húmedo corazón y yo sólo quería que me dejara de enviar fotitos, mejor que me
enviara a la luna con ese cohete.
Llegó
tarde y yo estaba volá. Quería evitar verlo y babear, pero fue imposible. Nos
fuimos a la misma costanera. Me dijo que tenía mucho frío, dale calor,
pensé, pero me abstuve. Me dice hazme lo que quieras, quedé en shock y lo fui a
dejar al paradero. En el paradero saqué una carta más vieja que el aceite de
las sopaipillas y le dije “Tengo ganas de algo… Tengo ganas de hacerte algo… Te
quiero agarrar el poto.” Así, tal cual. Como creo en la igualdad, le dije que
podía hacer lo mismo y en dos segundos estábamos encaramados uno arriba del
otro en medio del paradero. Decidimos irnos a loh oscuritoh, literalmente, la
parte oscura de la costanera. Después de tanto toqueteo, yo con la falda hasta
la espalda y esperando con mi ya chorreante corazound, me dice que nos vamos a
quedar sin bus. Un momento de lucidez para ver el reloj y era cierto. Me fui
mojá y ansiosa todo el camino. Para eso está el hágalo usted misma.
Pero la
magia del sur no la conocí con ellos. Los que conocí después, fueron los brujos
de la isla que me llevaron engañáh al mar.
Un Placer, M.
Neuronas a 2 km/hr hahahah suele pasar, muy buen blog Señorita M.
ResponderEliminarA quién no le ha pasado? ajkka Gracias !
Eliminar