sábado, 21 de mayo de 2016

Amores de micro.


(Besos de extraños.)


Un día, había ido a ver una película al cine única y exclusivamente porque en esa época mi suerte me acompañaba y me ganaba todas las weás en las que participaba, entre ellas, una entrada doble para un estreno de una película asquerosa que valió sólo la pena por las cabritas. (Pucha,soymuybuenapairmeporlasramas)



Estaba camino a mi casa, en la micro, con la moral un poco baja por cosas del corazón y esos son los momentos peligrosos po. Iba en la parte de atrás en una transantiago, esos asientos que miran en sentido contrario a la dirección del viaje, en el pasillo. Se acercó a mí un mino de esos que no me gustan: alto, musculoso tipo gym, bonita cara, buen perfume y típico que iba a bailar a la Kamazú o loquesea. Me miró, lo miré, croqueteamos un rato y me dijo: Oye, ¿tú sabís dónde para esta micro en el metro Moneda? Yo le respondí que sí y me invitó a bajarme con él. Eran tres paraderos más allá y como me gusta darme colorsh, me demoré dos paraderos en pensarla, pero, una de mis máximas en la vida es "Entre hacerla y no hacerla, siempre hacerla", la hice y me bajé con él.



Me contó que era de Valpo, que estaba trabajando de garzón y que me invitaba a tomarme lo que quisiera cuando estuviera en la pega. Yo a todo le decía que sí, pero esos sí que todos/as cachan que son no. Hasta que se acercó a mí muy poco sutilmente, me afirmó con su mano de hombre de 1.80 y me acercó a su boca. Me metió la lengua hasta la campanilla y lo alejé espantada. Fueron microsegundos y volví a dejarlo que lo hiciera, pero esta vez bien. Estuvimos así buen rato en el paradero, esperó la micro conmigo y me fui. Antes me pidió el teléfono y le di otro. Me dejó el de él también por si acaso, jamás lo llamé.
Fue lejos el mejor beso (calentón, porque con amorsh es bien diferente la cosa) que me han dado.
Saludos a él, a veces, lo pienso.



(Fotos by @nastasia.jpg en Instagram)



Un placer, M.

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