martes, 10 de mayo de 2016

Peor culión y distorsión.

(Too drunk to fuck)


De vuelta de vacaciones fuimos al cumpleaños de quién me había culiado antes de irme. No habría ido pero no tenía nada mejor que hacer, en volá me salía culión, pobre pero igual y mi amiga #V (que es amiga de el weón "piola") se había peleado con su pololo así que la apañé.

Llegamos y había un grupo de mashos notanrecios en el patio conversando, era su grupito de amigos del liceo (liceo de niños <3) y el resto estaba rodeando la parrilla. Con mi amiga nos fuimos donde había copete, osea, donde los cabros. Reconocimos a un washitorico que conocíamos de antes y empezó la distorsión. Mi amiga desaparció y yo de repente me vi chupádole un pezón a alguien que había conocido hace dos combinaos atrás. Besos iban, lenguas venían. Yo me pasé toda la noche toqueteando al ChicoPuc que era el segundo más deseable del lugar. Todos se fueron a la azotea y yo me quedé hablando con mi nuevo mejor amigo el washitrico. Después me invitó a la azotea y yo juraba que iba a zampármelo, pero no, webeamos un rato pero se dio colorsh. (¿Han cachado que los que se saben ricos y/o interesantes se dan colorsh? ¿Para qué? ¿Por qué? Paren su show.) De la escalera veo asomarse la cabeza de mi ChicoPuc y cual partido de fútbol, se chocan las manos y hacen cambio de jugador. Sale washitorico y entra ChicoPuc.



Ahí estaba yo, con mis calzones de encaje muy lejos del lugar para el que fueron creados, el amanecer en el cielo, que era lo que podía ver detrás de la cabellera del ChicoPuc y él tratando de meterla. Besaba tan bien, ¿cómo iba a saber que culiaba tan mal?, o si a eso se le llama culiar. Me agarró las piernas enterrándome las uñas de guitarrista amateur, grité. Me agarró las pechugas con la misma fuerza y uñas, grité. Al tercer moviemiento lo saqué de encima y me fui de ahí. Me acosté con washitorico en el sillón haciendo cucharita y varias otras posiciones, nos toquetamos pero sin besitos porque se da colorsh.

Estábamos en eso cuando sale el personaje más bizarro de la noche diciendo:
-No me la pude culiar.
-Pero, ¿cómo? si te vimos puntéadola.
-No pude. Estaba tan ebrio que no sabía si me estaba punteando la parrilla en cuatro a la X.

Recogí mis cosas, a mi amiga, la que me cuenta que el weón piola se la quiso comer (he ahí la madre del cordero) y lo que me quedaba de digndad. Salí de ahí con la peor caña moral de la historia.

Un placer, M.

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