jueves, 12 de mayo de 2016

Vamos pa' la disco.

(Desbloqueando logros I)


Con mi amiga #V fuimos a la tocata de unos viejos punkrockers chilenos. Teníamos la plata de la entrada y un poco más para alcohol, pero no íbamos a pagar mil pesos por una lata de Becker. Compramos la entrada, testeamos el lugar, fuimos al baño y salimos a comprar a la botillería de al frente. Nos tomamos dos latas al seco cada una y entramos entonadas a la segunda banda. Era una banda de rockabilly y estaba lleno de chicos rudos con hopos y pinups <3. Fui al baño y me encontré con una niña que me dice que nos había visto antes en #laisla (donde fuimos a vacacionar con #V). La invité a seguir la conversación afuera porque estaba ya todo muy coqueto. Duda, me mira y me dice que anda con el pololo. Se me rompe el corazón fugazmente y le doy un besito en la cara.

Seguimos en la pobreza y como no nos quedaba más dinero, empezamos a bolsear alcohol, con #V somos expertas y nos fue super bien esa noche. Me comí a un par rockabillys que sólo recuerdo como imágenes borrosas y bebí mucho. Le pedí cerveza también a un amigo de #V que nos encontramos ahí, el que hasta el día de hoy debe pensar que me lo quería comer pero no, si hubiera querido lo hubiera hecho (saludos para ti kajs).

Salimos a fumar y nos encontramos con (le diré por lo psicobilly de su humanidad) Frankeinstein, mi amigo Frank, que estaba de cumpleaños. Le cantamos el cumpleaños feliz entre la locura y ahí quedó todo cuando apareció la tercera banda a la que habíamos ido a ver. Entramos y vacilamos. Pero yo andaba con ganas de más.



Ya había visto a un chiquillo que es de los típicos que me gustan pero resultan gays o se dan colorsh y, entre el éxtasis de la noche y la confianza que te da el copete, yo estaba segura que me lo comía. Me acerqué justo cuando su amigo desapareció en medio del mosh y le pregunté por qué no estaba vacilando, me dijo que le gustaba ver las cosas desde ahí (colorsh po) y lo invité a moshear. Él no halló nada mejor que decirme, anda tú y yo te sigo. Me agarró de la cintura, me levantó los pies del piso (que no es nada difícil con mi metroveinte) y me introdujo en el mosh, cual muñeco de trapo, dos segundos y me sacó de ahí. Lo odié, pero me gusta la gente que odio o viceversa, entonces más me gustó. (Osea, que fuera un sacodeweás me atrajo. Bien M, bien ahí.)

Desistí y seguí moviendo mi cuerpecito como electrocutada mientras gritaba a todo pulmón: "¡¡Como todo corazón desilusionado ya no puedo sentirte a mi lado, no no no, como to corazón desilusionado ya no quiero sentirte a mi lado!!"

A la salida me fui directo donde Alex (creo que se llamaba) y sus amigos. Traté de conquistarlo con mi francés ebrio, pero no resultó. Alex se va con una chica al baño. Culión seguro para él y decepción segura para mí, pensé yo. Fui bien directa y le pregunté a su amigo si había opciones para mí ahí y me dijo: quédate. Me quedé po, ella era lesbiana y yo nunca caché. Mi amiga se quería ir y lo hizo, porque así es ella, con su amigo pasaoepelículas y yo me quedé sin lugar para dormir esa noche, pero no importaba, #V me dijo que llegara a la hora que quisiera, ella me abría la puerta.



Alex, cansado de mi insistencia, parece kajs, me agarró del brazo, me llevó de vuelta al local, me tiró contra una pared, me besó como sólo una vez lo habían hecho antes (otrahistoria), me metió la lengua y la vida entera dentro de la boca, me destrozó las calzas de un sólo tirón para darle paso a su mano poderosa y varonil entre mis piernas que lo esperaban deseosas, me empujó no con el cuerpo, sino con su pene erecto contra la pared, con ese pene que estaba por hacer estallar sus pantalones de oficinista con los que había ido a la tocata, me mordió y lamió desde las orejas pasando por todo mi cuello hasta mis pezones, todo eso en un par de minutos, con tal brutalidad como perfección. Se largó y ahí me dejó.

(Continuará...)

Un placer, M.

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