(Mujer empoderada)
Como yo le había recontrajurado a #V que no iba a pasar nada con #E y si pasó, le tuve que mentir, porque nadie podía saber nada y #V es media sanguchitoepalta. #V se enojó conmigo, se puso del lado de la ex de #E y yo sufría. Por maraca (pensaba), por maraca (me martirizaba), por maraca (me repetía).
El único contacto que tenía cerca de #V, era #E. Nos juntamos en el Almagro a conversar de #V (síclaro) y ver los escombros que había dejado nuestro furtivo culión. Una cosa pasó a la otra y paf. Eran las tantas de la mañana, en medio del centro de Santiago. A esa hora no hay nadie, así que fuimos dueños de la ciudad un par de horas, ideal para nuestro romance de amantes. No teníamos plata para motel y terminamos culiando en medio de unos matorrales de por ahí. No dormimos nada, esperamos que abriera el banco y lo secuestré.
Le dije que si nos sacábamos las ganas bien, no íbamos a volver a tirar y todos serían felices. Nos fuimos al terminal. Sólo en otra ciudad donde no podíamos encontrarnos con nadie podríamos sacarnos las ganas como se debe. Compré los pasajes, pagué el almuerzo, pagué el hospedaje y después del clásico tour de la tarde por Valpo, nos fuimos a beber. Fuimos a la calle Bellavista, pasamos a una botillería y por un momento, fui la mujer más feliz del planeta, podía elegir cualquier copete que quisiera porque yo misma pagaba. "Un tequila y un par de cervezas por favor." Bebíamos tequila y lo pasábamos con cerveza. Terminamos bailando rock&roll en unas escaleras del cerro, conversando sobre cosas que a nadie le habíamos contado y huyendo de un borrachito que nos quería bolsear copete.
Llegamos muertos de borrachos a la hostal, nos abalanzamos a la cama e hicimos de todo, pero esta vez más brutal y descoordinado. Me acerqué a él, lo besé, lo tiré contra la cama (el pobre cayó como saco de papas), bajé como gata desde su cuello, pasando por su torso, hasta su pelvis. Le lamí desde la base hasta la punta y un par de trucos más que lo hicieron gritar "Te Amo", ASÍTALCUAL. Yo no me pasé rollos pero fue un honor que alguien que había tirado con más de 50 personajes (varias profesionales del asunto), me dijera algo así.
Volvimos a la capital, las ganas se saciaron. Llegué a la casa de #V con sushi, le conté todos los detalles y me perdonó.
Un placer, M
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