Compensando males con habilidades.
Yo a él...
Los coqueteos llevaban demasiado tiempo y había que hacer algo al respecto. Nos juntamos en Brasil a tomar. Bebimos, bebimos y bebimos, como los peces en el río. Yo iba cada dos vasos al baño para cerciorarme de verme aún digna, cosa que se desvirtuaba con cada ida.
Se nos acabó el copete y los chiclés jotes también. Hice lo que mejor sé hacer: lo llevé a lo oscurito. Fuimos a Cumming, a un motel de por ahí, uno que él conocía. Estábamos tan calientes, o al menos eso veía yo en él, que en dos movimientos estábamos sin ropa.
Traté de no poner cara de espanto y me armé de todas mis técnicas ctm. Lo toqué lento, lo mordí, lo besé como mejor sé hacerlo y bajé. Le hice la aspiradora, la batidora, la golpeadora dándole unos chirlitos por si despertaba, pero nada. Estuve tanto tiempo ahí que me dolian las rodillas y ya no se me ocurría nada. Estaba frustrada, caliente y con el ego herido.
El pobre cachó todo, parece no era primera vez que le pasaba y me agarró, me miró con cara de "no importa M, gracias por intentarlo", me tiró arriba de la cama y conchesumadre, así tal cual. No erré en sus deditos gordos y su lengua maestra, porque cuando la vida quita por un lado da por el otro, o eso quise pensar.
(Reitero que este chiquillo me gustaba gustaba, o algo así. Lo intentamos una segunda vez y pasó lo mismo, así que por mi ego herido, mejor lo dejamos hasta ahí.)
Un placer, M.
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